Lo que más me llamaba la atención de las fotografías de Henri Cartier-Bresson es como pudo hacerse invisible, como hizo para que su mundo no se percatase de que el tenia una cámara y que estaba congelando el tiempo, me preguntaba como el resto de personas que vivían en sus fotos seguían con sus pensamientos, sus juegos, su caminar a casa o sus besos en la cafetería, como si no hubiese nadie enfrete de ellos con una cámara dispuesto a robarles el alma. Lo creía invisible, eso me entumecía, como una persona podía desaparecer. Creo haber dado con su truco.
He pasado una noche horrible, apenas si he dormido unas horas, porque mi sueño extrañisimo producido por la cabezadita a partir de una película de Godard, me llevo a mirar debajo de la cama y entonces Tree de Fennesz cobro vida.