Se mojó la mano en el mar.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.
La mujer azul de Yannis Ritsos.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.
La mujer azul de Yannis Ritsos.
Si tengo que seguir hablando de mujeres tengo que contarle a esta hoja en blanco que regreso a Madrid en unos días y que planeo ir en busca de Mujeres que corren con lobos, no tendré tiempo para leerlo en alguna cafetería, pero significa mucho para mi que un titulo así lo saque de las entrañas de la ciudad, podría buscarlo en otro sitio pero entonces no lo querría, soy así, terca y boba.